Deambula sumergida en su tribu cotidiana,
derrochando sonrisas, tal como lo prometió
el día que enterraron a la mujer que murió.
Aquella... la que soñaba, la que iba río arriba
siempre contra la corriente, la que lloraba
por nada, la que se deshacía en suspiros
como los locos y los poetas.
Esa que aparece en las noches como un fantasma,
en su solitario universo donde lo único cierto
son sus ojos brillantes,acuosos, como que quieren
llorar y no lloran.Entonces acude la ternura a ese
incomprensible universo que llena papeles en blanco
con esos extraños dibujos que llaman letras.
Así va la mujer que murió en su sueño ahogada
...hasta que llega la luz del alba aspirando los fantasmas.
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