En la ladera del mar
hay lagunas de luceros
luciernagas en el suelo
navegando en ese río
que despierta al amanecer
Sinfonía de placer
constelaciones de ambar
entre árboles y pasto
girasoles y amarantos
por canto llevan la paz
que la silente neblina
acaricia entre sus brazos
amamantando la aurora
que bosteza y desayuna
en el ombligo del día
por el sendero seguro
de la imaginación de un niño
hijo de la libertad
que perfuma su nido
hecho de pan y de cielo
con olor a lapíz y caramelo
jinetes de flor y sol
matices de la alegria
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