Las noches como ésta
me pierden
en una confusión de sentidos.
Es entonces que el tiempo
me arroja
contra aquellos momentos
donde resumimos
las ansias del universo
en un solo latido compartido
por nuestros corazones.
La sangre de la noche
comulga con mi sangre
mientras siento tu nombre
danzando, incansable,
sobre la piel de mis labios.
Y vuelvo descubrir
la amargura en lo dulce
y el dulzor en lo amargo
presintiendo la sentencia
en la que me condeno
en las noches como ésta.
Ahora los oídos de la noche
han vuelto a estallar
como cristales
por la disonancia de tu nombre.
Otra vez la noche
se ha vuelto a quedar sola,
herida y sorda
por que he vuelto a pronunciar
tu nombre.
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