El piso tiembla bajo los pies,
el centro de la tierra palpita envuelto
en las tinieblas del poder nepótico.
Máscara sonriente cubre la mirada diabólica
del ente de la ignorancia,
del nepotismo que impera en el acaparamiento
Insolente.
La ineptitud crece bajo el amparo
del espino que abre senda,
despojando de satisfacción por el fruto obtenido,
cultivando el resabio interior del menosprecio
que teje la prepotencia viciosa.
El silencio carcome y el trabajo decae
en la inmoralidad apática del desprecio,
forjando el destino decrépito
de una sociedad sangrante y herida;
navegando el mar de corrupción.
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