El tiempo de los dos ya no conjuga.
¿Qué un día yo te amé? ¡No lo recuerdo!
Cerráronse por siempre y sin acuerdo
las horas que en silencio me subyugan.
Se dieron las caricias a la fuga
magnánimos momentos hoy me pierdo
y en ésta soledad yo sólo muerdo
las lágrimas que el viento no me enjuga.
El amarte fue más que una condena
¡Soltaste el eslabón de tu presencia!
Ya tu piel y mi piel no se encadenan.
Voy caminando plácida y serena.
Yo he soltado los grillos de tu ausencia
pues amarte...¡nunca valió la pena!
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