Al yugo que me prende por la cintura
y me sujeta
a este dios sin cabeza,
mi ímpetu lunar sucumbe
y mi derrota,
sabe a emoción, a disparate espléndido
y huele a dulce rosa...
Muerto ha mi alma cándida
en noche trabajosa,
secado mi tierno llorar
en duro lecho,
y sin lamentos ni cuitas
a su ansia desatada
me someto.
No hay comentarios:
Publicar un comentario