Yo le mandé un beso al sol,
y el sol lo montó a caballo.Galopa que te galopa
sobre el lomos de sus rayos.
Yo le mandé un beso al sol.
Un beso tierno y cubano,
llevaba olor a palmeras,
a piña a ron y a tabaco.
Iba cantando una décima
y su montura espoleando
con el sombrero guajiro
batiendo risas de guano...
!Arre, caballo de azúcar,
de naranjal y guarapo...
!Sobre el lomo de la ausencia
voy a besar a mi amado!
Por horizontes desnudos
dejó su suelo antillano
y oyó tocar a las nubes
un son de guiro de guayo.
Aún sonaban los cencerros,
las claves y las maracas,
cuando el corcel trotador,
el sol, reía a carcajadas:
-A dónde vas tan contento
beso de mujer cubana?-
A dónde vas, labio trémulo,
amapola de los campos?-
Voy a esa tierra que ves
que habla lengua castellana
donde nacieron las rosas
para adornar a una santa.
Voy a esa tierra tolteca,
morena y hospitalaria
de marimbas, de mariachis,
de lagos, llanos, montañas
y de celajes cautivos
entre rebozos pintados.
De sombrero de ala ancha,
de mañanitas cantadas
de trenzas cual obsidiana
de organillos y de Bamba.
El beso, bajó del sol
y se secó las pestañas...
se le habían humedecido
porque el mar las salpicaba....
Llegó a los labios de un hombre
gallardo, azteca y tostado
y se le subió a los hombros,
a los ojos y a la cara...
El hombre palideció
y sintió sabor de cañas,
zumo que ya había exprimido
en los labios de su amada.
Se lo llevó entre sus manos
besando y retebesando....
!Algame Virgen del Cobre!
!Algame, Guadalupana!
Cuando montó de regreso
el beso de la cubana,
llevaba sombrero ancho,
llevaba traje de charro,
y entre jipíos de rancheras
venía cantando y llorando!
¡Cuba y Mexico se fundieron en su alma y en sus versos!
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