Un ruiseñor de luz evoca y canta en la selva morada del estío
-el bosque era el cobijo de animales
la música corría con sus hijos
el misterio jugaba con los pájaros
y el agua en los colores de la lumbre
en las casas retozaba la alegría con la sopa caliente en la cocina.
En los troncos de los árboles
papeles
son los libros
son los libros que escribirá el futuro
las flores perfumaban el ambiente de la tierra que dormía con ternura
sólo las garzas verdes se desprenden de las ramas que yacen doloridas
ellas buscan el sosiego de mi canto
un canto que se olvida de su canto
un trino que se olvida de su trino
no canto porque hiero este silencio
cuando la muerte canta se fatiga.
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